Como en una película de miedo

La niebla. La niebla se lo está comiendo todo. Ha ido avanzando silenciosa por encima del bosque que se ve al fondo, desde la ventana de la cocina y ha reptado, sin darnos cuenta, entre los edificios que nos rodean.

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Se acerca sigilosa y ya no nos queda salida; ni siquiera podemos distinguir el edificio de enfrente que está casi pegando al nuestro.

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¿De dónde ha salido está niebla? Parece salida del mismo infierno porque en cuestión de una hora se lo ha comido todo, incluyendo el sol. Hace una hora hacía un día frío pero soleado, completamente despejado, en cambio, ahora, lo único que se distingue a través de este manto blanco es el destello perdido de alguna farola.

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Además es una niebla consistente, es como si sacando la mano por la ventana pudieras arrebatar un pedacito, pero no lo intentas por el temor de que su frialdad te hiele el alma. Ahora, mirando por la ventana, lo único que me pregunto es si algún día volverá a salir el sol.