domingo, septiembre 04, 2005

Fiesta de despedida del curso de Finés

El domingo 28 de agosto (lo sé, ya ha pasado un tiempo pero es que estoy ocupada haciendo de turista) celebramos en mi apartamento una fiesta de despedida de los del curso de finés, porque hay muchos que se han marchado a otras ciudades de Finlandia a hacer su erasmus: Rovaniemi, Oulu, Joensuu, Tampere, Kuopio...
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Por ello, Chara, la griega con la que compartía piso (ahora en Joensuu) invitó a todo el mundo a una cena de despedida, a la que se pedía a todo el mundo que trajera algún plato típico de su país de origen. La cena empezaba a las 20:30 y estaban invitados todos los del curso, aunque al final estuvimos solo unos 30 de los casi 50, pero algunpos tenían que irse pronto a la mañana, otros ya se habían ido.
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Como plato típico me alié con Inés he hicimos una empanada gallega que nos llevó casi toda la tarde, quedo un poco-bastante seca por que nos pasamos con el tiempo en el horno, pero aún así fue uno de los platos que más gustaron. Mi hermano y yo nos habíamos decantado por llevar bebida en vez de algo para comer, preparando sangría y kalimotxo, pero un pequeño error de coordinación -en Finlandia sólo venden alcohol las tiendas ALKO, propiedad del estado-, es decir, el Alko está cerrado los domingos, frustró cualquier intento de bebida alcoholica. La gente se animó bastante, ya que pensaba que iban a traer platos muy sencillos, pero que equivocación, la gente se lo curró, y la verdad es que casi todos los platos estaban buenísimos.
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Como distribución lo organizamos muy bien. Teníamos perchas para todos los abrigos -gracias a mangar las de dos habitaciones que los de la limpieza se habían dejado abiertas- y una de las habitaciones vacías como sala de fumadores. El centro de la casa es decir, la cocina, aparte de alojar la comida, se convirtió en el centro de fiesta disco-dance que le gusta a Chara y a la mitad de los que estaban, incluída una luz de estas que parpadean para lo que utilizamos una luz de señalización de obras que había en nuestra sala (¿?), y la sala era el centro de rock'n'roll para aquellos incapaces de aguantar el ritmo martilleante que había en la cocina. Además, en mi cuarto, de acceso restringido, se podía consultar en internet los horarios de trenes y autobuses para regresar a casa.
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La fiesta fue un éxito. Todo el mundo se lo pasó genial y disfrutaron de la fiesta, si bien, el hecho de que algunos tuvieran clase al día siguiente y la falta de transporte nocturno por ser domingo, hicieron que la fiesta acabará oficialmente hacia la 1:30 de la mañana para los que vivían fuera, y se alargara para los de Pasila hasta las 4:00.
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A las 4 se fueron ya los últimos y quitamos la música, aunque todavía quedamos un grupo de rezagados que nos pusimos a hablar de idiomas, y la cuestión fue desvariando pasando a hablar de matemáticas, viajes en el tiempo, el fin del universo... durante lo cual se fue despidiendo la gente poco a poco vencida por el sueño, hasta que nos quedamos sólo tres: Inés (q ya es como si fuera de casa), Angelos y yo. Cuando Angelos se fue ya a las 7:00 de la mañana y porque tenía que ir al aeropuerto, dimos por terminada la fiesta. Ducha y a la cama.
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Como primera fiesta en mi piso he de decir que fue un éxito total. La gente se lo pasó muy bien, y el apartamento quedó bastante limpio, de hecho lo limpiamos a eso de las 5:00 de la mañana en un santiamén, y además, con lo que sobró pudimo comer y cenar una 6 personas al día siguiente.
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Es una pena que fuera fiesta de despedida porque hay gente a la que le coges cariño, como mi compañera de piso, Chara, echare de menos que no me pregunte todas las mañanas si quiero café recién hecho, o té, a pesar de que siempre le respondo que muchas gracias, pero no me gustan.