domingo, agosto 21, 2005

Recogida de borrachos. Por favor depositelos dentro de la estación.

El viernes, después del jueves de karaoke, decidimos salir e ir otra vez al Corner bar, aunque esta vez no hubiera karaoke. Para nuestra sorpresa, resulta que sí que había aunque esta vez nos tuvimos que sentar en otra parte del local desde donde no se ve el escenario porque el local estaba lleno.
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También es verdad que era un día especial. Por no sabemos que razón -todavía nadie nos lo ha sabido explicar- el viernes había fuegos artificales desde Suomenlinna, y los del curso fuimos a verlos a la costa, cerca de un parque de cuyo nombre no me acuerdo (¿Kaivopuisto?). La cuestión es que salió todo el mundo a verlos, -yo sigo creyendo que tiene algo que ver con celebrar los últimos días de verano,- y estuvimos viendolos con los del grupo. La cuestión es que los fuegos no fueron muy allá, y cuando acabaron nos largamos al bar.
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Lo pasamos muy bien allí, pero entre el cansancio y que nos habíamos tenido que sentar en una mesa que tiene el aire acondicionado debajo (anda que a ver quien es el listo que se le ocurre ponerlo allí) pues terminamos yendonos pronto, eso sí, después de reirnos con alguna actuación.
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Y aquí es donde llega la parte más importante de la noche. Hasta ahora, entre Inés y yo habíamos comentado que tenía que haber algún autobús de recogida de borrachos, porque juro que impresiona. A las 4 de la mañana puedes verlos muy pasados e incluso a algunos durmiendo tirados en el suelo (aquí he de hacer un apunte: aún borrachos como cubas hablan perfecto inglés y siguen siendo igual de simpáticos y agradables, eso sí, hablan más alto) en cambio, en apernas una hora, a las 5, ya sólo se ven a fineses vestidos y preparados para ir a trabajar. Por eso suponíamos que los tenían que ir recogiendo.
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Pues bien. Nos plantamos en la estación de tren a las 2 en la cola para comprar los tickets (a la nada despreciable tarifa nocturna de 3€, cuando a mí la comida en la uni me sale a 2,35€), pues llega un revisor del tren y empieza a gritar algo y a decir a la gente que el tren se va que espabilen (esto todo supuesto porque lo dijo en finés), Inés decide, ante la avalancha de gente que va para el tren sin billete que lo que ha dicho es que se puede comprar en el interior de tren, así que vamos para allá, pero entonces resulta que todo el mundo tiene billete, volvemos a la cola y vuelve el revisor, grita algo en finés y TODO el mundo corre a coger el tren y ya no hay nadie para ver quien tiene billete y quien no. Así que corriendo nos subimos al tren.
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El tren, lleno hasta la bandera, resulta estar lleno de gente durmiendo, borrachos... en fin, como a la vuelta de cualquier fiesta de pueblo en españa :-) Conseguimos a duras penas situarnos en un sitio y así pasamos los 5 minutos que hay hasta Pasila. según nos acercamos, vemos que no vamos a poder salir si no se kmueve nadie, así que decidimos esperar a que se abran las puertas para salir detrás de los que bajen. Matemático: no baja nadie. Tenemos que empotrar a un hombre para poder abrir la puerta de nuestro compartimento y SALTAR a tres personas para llegar al andén ya que estaban sentadas en la escalera y no dejaban salir.
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En fin, experiencia única. Hemos llegado a la conclusión de que ese es el tren de los borrachos y que lo que gritaba el revisor en la estacióin es que daban cerveza gratis al que subiera (única razón que encuentro para que gente demasiado borracha como para aguantar de pie en la cola de los tickets batiera la marac de velocidad en llegar al tren), y así de ese modo se libran de los borrachos que imagino tendrán dando vuelytas en el tren hasta que regresena este mundo y hagan la extraordinaria transformación de finlandés-borracho a finlandés-sobrio.
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En resúmen:
- una noche muy divertida.
- en verano, también hay karaoke los viernes.
- no tuvimos que pagar el billete de tren :-)